“Apuesta por el clásico cine policiaco, enmarcado incluso en cierto género negro […] Desgraciadamente, da la impresión de que la película debió apuntar más alto desde el principio”

Formato: Película
Año: 2018
Director: Dani de la Torre
Reparto: Luis Tosar, Michelle Jenner, Vicente Romero, Ernesto Alterio, Paco Tous, Manolo Solo, Jaime Lorente, Pep Tosar, Fernando Cayo, William Miller
País: España
Duración: 126 min
Género: Thriller
Época histórica: 1921, España
Puntuación: ★★★☆☆ (Buena)
Sinopsis
Aníbal Uriarte es un policía enviado a Barcelona para colaborar en la detención de los culpables del robo a un tren militar. Aníbal y sus formas no encuentran mucho apoyo entre sus compañeros, y enseguida comienzan los enfrentamientos y desconfianzas con el inspector Rediú, un superior corrupto. Aníbal entrará en contacto no sólo con los bajos fondos de la sociedad barcelonesa, sino también con el mundo anarquista más radical, dispuesto a todo para conseguir sus objetivos. Allí conocerá a Sara, una joven luchadora y temperamental, cuyo encuentro tendrá consecuencias inesperadas para ambos. [Filmaffinity]

Análisis
Acción inteligente, crítica político-social y un cuidado suspense que pervive hasta el final. La sombra de la ley es una apuesta por el clásico cine policiaco, enmarcado incluso en cierto género negro. La Barcelona de principios de 1920 es el escenario perfecto para esta historia policial, y el espectador se sumerge con facilidad en la comisaría, la fábrica, el cabaret «El Edén» y las bulliciosas calles con sus coches primigenios. Es ese escenario donde recala nuestro protagonista, Aníbal, «el vasco», un misterioso policía venido de Madrid. Pronto descubre la gran gama de matices de la policía barcelonesa, coexistiendo agentes para quienes el fin justifica los medios y otros preocupados por la ley y las garantías del Estado de Derecho. Por la parte contraria, el anarquismo. De nuevo, con un estupendo juego de grises, pues, mientras unos apuestan por la resistencia pacífica y la huelga reglamentaria, otros se deciden por la guerra directa a pie de calle.

Precisamente por ello la película supone un adecuado aproximamiento al enrarecido clima de la España de 1920, con la cuestión social a flor de piel, las huelgas, el terrorismo, las fábricas paradas y la acción policial. Y todo ello, por supuesto, agravado por la guerra de Marruecos -cuestión de fondo en la trama-, pues la cifra de españoles muertos en el conflicto y la constante llamada a filas caldearon más aún la moral nacional. No en vano resuenan durante el filme los nombres de Silvestre, Navarro y Dámaso Berenguer.
En medio de ese ambiente, «el vasco» es una suerte de mesías solitario -aunque en ocasiones trabaje junto a sus compañeros-, un caballero andante dispuesto a desfacer entuertos esperando por todo un «gracias». Con un pasado misterioso y la mínima información personal, «el vasco» es un acierto de personaje. Si bien su protagonismo es mínimo en el inicio del filme, poco a poco se adueña del relato y asume la iniciativa de su resolución. Es a través de sus ojos como descubrimos -y juzgamos- al cuerpo policial, al barón, los anarquistas y las elites barcelonesas. Por otra parte, la película se sirve de numerosos planos secuencia para ilustrar los episodios, lo cual es un acierto para aportar frescura y dinamismo, especialmente en los momentos de acción, pero también en la descripción del cabaret y en el recorrido por las calles de la ciudad.

Desgraciadamente, la postergación tanto de cierta información en la trama como de la revelación de algún personaje -justificado por el suspense-, no hace sino empañar el ultimo tercio del filme. Da entonces la impresión de que la película debió apuntar más alto desde el principio, que debe atacar y criticar más realidades de las que ataca, y que su resolución a pequeña escala -correcta- deja sin resolver -o sin intentar resolver- las otras cuestiones planteadas a gran escala. Lamento el galimatías, pero el temor al spoiler me impide ser más claro. Por supuesto, esto no impide disfrutar una excelente película policíaca, viajar a los años veinte, encogerse con el suspense y, por encima de todo, admirar al «vasco».