The White Queen (La reina blanca)

“el principal propósito de la serie siempre radica en las luchas de poder por la Corona de Inglaterra. […] uno no percibirá el «espíritu de una época» ni una recreación fidedigna de la Inglaterra de aquel entonces”

Formato: Miniserie
Año: 2013
Director: Colin Teague, James Kent, Jamie Payne
Reparto: Rebecca Ferguson, James Frain, Max Irons, Janet McTeer, Robert Pugh, David Oakes, Eleanor Tomlinson
País: Reino Unido
Capítulos: 10
Duración del capítulo: 60 min
Género: Drama de época
Época histórica: Inglaterra, 1464
Puntuación: ★★★☆☆ (Buena)

 

 

Sinopsis
The White Queen es un fascinador retrato de una de las épocas más dramáticas y turbulentas de la historia inglesa. Una historia de amor y lujuria, seducción y decepción, traición y asesinato se cuenta de forma única a través de la perspectiva de tres distintas pero implacables mujeres: Isabel Woodville, Margarita Beaufort y Ana Neville. En su búsqueda de poder, conspirarán, manipularán y seducirán hasta llegar al trono inglés. Estamos en el año 1464 y la guerra ha asolado Inglaterra en una lucha por buscar al rey legítimo. Es una disputa amarga entre dos bandos de una misma familia: la Casa de York y la Casa de Láncaster. Y esas tres implacables mujeres rivalizan desesperadamente por la corona.  [ABC]

Análisis

Esta serie de televisión británica, producida por BBC y por Starz, continúa la estela de intrigas cortesanas, guerra y luchas por el poder que tanto éxito procuró a Juego de tronos (2011), para lo cual parte no de un imaginario medieval, sino de la Guerra de las Dos Rosas que asoló Inglaterra entre 1455 y 1485. Sin duda, la convulsa guerra civil entre los York y los Lancaster se presta a las mil maravillas a los propósitos de la serie, que además opta por tomar como protagonista a Isabel Woodville – «la reina blanca»-, al adaptar la novela The White Queen de Philippa Gregory.

Para quien no esté familiarizado con la Guerra de las Dos Rosas, puede resultar confuso familiarizarse con los personajes y situarse en la Inglaterra del siglo XV. La guerra comenzó con el derrocamiento del rey Enrique VI -de la casa Lancaster- en 1455, criticado por su incapacidad para gobernar a causa de una enfermedad mental, por lo cual la nobleza veía que quien realmente gobernaba era su esposa, la francesa Margarita de Anjou. El derrocamiento dio lugar a una guerra civil entre las casas de York y Lancaster. La casa de York obtuvo las primeras victorias, y por ello Eduardo IV fue coronado rey en 1461. Es entonces cuando comienza The White Queen. Nuestra protagonista, Elizabeth, es una joven viuda perteneciente a la casa de Lancaster, y se convierte en reina de Inglaterra tras contraer matrimonio con el rey, no por conveniencia política -todo lo contrario- sino por el enamoramiento entre ambos. Por tanto, la serie no nos presenta la fase inicial de la Guerra de las Dos Rosas, y es por ello que cuando el espectador escucha los nombres de Margarita, Enrique y los muertos en anteriores batallas no termine de situarse. Además, tanto la casa de los York como la de los Lancaster incluyen numerosas familias en su seno, y es por eso que además escuchemos los apellidos Tudor, Neville o Strafford constantemente. La coronación de Elizabeth como reina no supone el punto final de la guerra, sino que deberá lidiar con continuas intrigas nobiliarias hasta el final de la serie en 1485.

Merece la pena destacar la fuerza narrativa de los personajes femeninos, pues no solo Elizabeth Woodville, sino también Anne Neville y Margarita Tudor soportan el peso del relato, y observamos desde su punto de vista el desarrollo político de la Inglaterra del siglo XV. En un marcado contraste entre el mundo masculino y femenino, aunque no puedan asistir al campo de batalla, las mujeres juegan un papel relevante en el avance de la trama. Son mujeres de carácter, inteligentes y ambiciosas, y claramente Elizabeth se muestra más madura que su esposo Eduardo IV.

Como acercamiento a la Guerra de las Dos Rosas, la The White Queen supone un excelente punto de partida. Los personajes y acontecimientos más relevantes de aquel período desfilan por la pantalla, en un esfuerzo notable de ambientación, caracterización y precisión cronológica. Dicho lo cual, el principal propósito de la serie siempre radica -del capítulo 1 hasta el 10- en las luchas de poder por la Corona de Inglaterra. A nivel de género cinematográfico, no se diferencia ninguno de los capítulos, y el objetivo de todos es mostrar la policía «sucia» e interesada durante una guerra -con sus intervalos y treguas-, mostrando los planes para derrocar a uno u otro, a ver con quién casamos a fulanita, convendría bien estrechar alianzas con estos y castigar a los otros, y tan pronto estoy contigo como apoyo al otro bando. En este sentido, uno no percibirá el «espíritu de una época» ni una recreación fidedigna de la Inglaterra de aquel entonces. Ni rastro de las artes y las letras, de los gremios y la pequeña burguesía, de la política internacional y de manifestaciones sociales. Por supuesto, es legítimo, pues no se le quiere ofrecer al espectador más que guerra, conspiraciones y luchas por la corona. No obstante, incluso en esas luchas de poder, quizá peque la serie de centrarse exclusivamente en el papel de la nobleza, olvidando la visión de los pequeños terratenientes y del campesinado, también con un papel destacado en el conflicto, pues ellos engrosaron las filas de una u otra casa durante la guerra.

Por otra parte, -aun teniendo en cuenta, de nuevo, el género al que se inscribe- se echa en falta una religiosidad real. No se entiende aquel período medieval sin la religión, y, como muchos de los filmes actuales de moda ambientados en la Edad Media falta, se prescinde de una piedad real. Las escenas en el interior de las iglesias, la imagenería religiosa, y los planos de obispos y personajes rezando no son muestra de una verdadera religiosidad. Siempre que rezan es para que Dios conceda la victoria y elimine al contrario, y un par de fanáticos repiten como cotorras que si la voluntad de Dios es tal. Por supuesto que en aquella época -como hoy en día- no todos los cristianos vivían en santidad, y por supuesto que la Iglesia desatendió en ocasiones su verdadera función para ejercer labores terrenales, pero en la serie parece la norma: es un paganismo de estética cristiana, no es creíble tanta radicalidad (apelar a Dios solo para que coloque a determinado rey en el poder) como tanta indiferencia (personajes que ni le mencionan). No es verosímil una Inglaterra medieval sin auténticos cristianos.

Huelga decir que The White Queen es una de esas series «adultas» producidas por Starz, y por tanto nos regalan dos o tres escenas de sexo por episodio. Curiosamente, no aparecen en los últimos capítulos de la serie, ¿quizá un reclamo barato para atraer al espectador en los primeros capítulos y cuando ya está fidelizado prescinden de él? Ahí está el dato, pero si dos capítulos pueden salir adelante sin sexo quizá signifique que todos los anteriores resultaba prescindible.

En cualquier caso, entretenida serie de intrigas medievales y buena aproximación a la Guerra de las Dos Rosas. Contó con una secuela -íntegramente estadounidense- en torno a la hija de Elizabeth Woodville, Elizabeth de York, titulada The White Princess.


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