“Su correcta documentación histórica no es suficiente para salvar sus graves carencias fílmicas […] hay más fútbol en Evasión y victoria -y más suspense-”

Formato: Miniserie
Año: 2020
Director: Julian Fellowes
Reparto: Edward Holcroft, Kevin Guthrie, Charlotte Hope, Joncie Elmore, Mark Fisher, Kerrie Hayes, Tina Louise Owens, John Alan Roberts
País: Reino Unido
Número de capítulos 6
Duración del capítulo: 45 min
Género: Drama
Época histórica: Inglaterra, 1870
Puntuación: ★★☆☆☆ (Regular)
Sinopsis
os futbolistas del siglo XIX, de clases sociales muy dispares, afrontan conflictos profesionales y personales con un fin: cambiar este deporte -y también Inglaterra- para siempre… [Filmaffinity]
Análisis
Esta miniserie de seis capítulos responde a una original apuesta de Netflix por narrar los orígenes del fútbol. Para ello, nos retrotrae a una época muy concreta: Inglaterra, década de 1870, y toma como protagonistas a dos futbolistas reales: Suter y Kinnaird. La miniserie se estructura en una constante dialéctica: de un lado, el mundo obrero (Suter), de otro, la aristocracia (Kinnaird); de una parte, el profesionalismo (Suter), de otra, el deporte amateur (Kinnaird). A efectos históricos, Un juego de caballeros responde fielmente a la historicidad y funciona al dedillo su duelo dialéctico para comprender aquella época, descrita con sus matices y dificultades. No obstante, su correcta documentación histórica no es suficiente para salvar sus graves carencias fílmicas.

Contra todo pronóstico, Un juego de caballeros no parece una miniserie sobre fútbol, y ese es su lastre principal. El creador de Downton Abbey, Julian Fellowes, diseña una compleja red de subtramas laborales, sociales, paterno-filiales y románticas alrededor de sus protagonistas, lo cual es necesario, pero el problema es que todo aquello eclipsa la trama verdaderamente principal: el fútbol. Tras la presentación de los dos nuevos fichajes del Darwen y un escueto partido en el primer capítulo, el deporte rey brilla por su ausencia hasta que en el cuarto capítulo recobra aliento, sin contar aún con su legítimo peso en el metraje, pero con mayor presencia. Mientras tanto, observamos a los obreros en la fábrica, mujeres sacando adelante a sus hijos, conversaciones de esnobs, bodas y violencia doméstica. ¿Ayuda a sumergirse en la Inglaterra de 1870? Sí. ¿Ayuda a consolidar la trama principal en torno a la rivalidad entre Suter y Kinnaird? No. La miniserie traiciona su premisa, no es fiel a sí misma y da palos de ciego hasta que entre el cuarto y quinto capítulo surge la verdadera emoción.
Quizá esa ceguera resida en la falta de concreción de su destinatario, pues parece querer contentar tanto a los seguidores de los dramas de época al estilo Downton Abby como a los fanáticos del fútbol, saliendo perjudicados los segundos. Son las escasas escenas de peleas en las gradas, lesiones, sorteos de semifinales y entrenamientos cuando vibrarán estos últimos. Es ahí donde residía la magia de la serie. No solo en su aspecto fílmico, también en el histórico, pues verdaderamente se «aprende Historia» en lo referido a qué significa para la aristocracia el fútbol y porqué se veía tan mal el profesionalismo, cómo fueron los inicios de la FA Cup y cuáles eran esos primeros equipos de obreros. ¡Ojalá se explotase más esta veta!

Porque tanto Suter como Kinnaird existieron, y la serie ficcionaliza lo mínimo para dotarlos de coherencia narrativa -y adecuadamente-. Ellos dos tan solo se enfrentaron en un partido en aquella época, y por supuesto no fueron amigos. Además, no Suter fue el pionero en fichar por el Darwen siguiéndole su amigo Love, sino al revés. Por otra parte, el Blackburn en el que terminan jugando no es el actual Blackburn Rovers, sino un equipo desaparecido a finales del siglo XIX. En resumen, hay más fútbol en Evasión y victoria -y más suspense- que en Juego de caballeros, lo cual no quita que se aproxime con rigor a la Inglaterra de 1870. Pero, como aficionado al fútbol, me defraudó.
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