«La idea es bonita, pero un judío sentimental tocando el violín poco aporta en comparación con las historias de transformación personal […] la comunidad judía poco difiere de mi comunidad de vecinos disfrazada de judíos y hablando hebreo»

Formato: Película
Año: 2019
Director: François Girard
Reparto: Clive Owen, Tim Roth, Saul Rubinek, Catherine McCormack, Jonah Hauer-King, Gerran Howell, Eddie Izzard, Richard Bremmer
País: Canadá
Duración: 111 min
Género: Drama
Época histórica: Londres. 1935-1985
Puntuación: ★★☆☆☆ (Regular)
Sinopsis
En pleno estallido de la Segunda Guerra Mundial, el pequeño Dovidl llega a Londres como refugiado judío desde su Polonia natal. Con solo 9 años es un prodigio del violín, lo que propicia su acogida en una destacada familia británica, que le integra como un hijo más y promociona sus estudios musicales. Dovidl se convierte en el mejor amigo de su nuevo “hermano” Martin. Años después, Dovidl está a punto de ofrecer su primer y esperado concierto, pero horas antes desaparece sin dejar rastro, provocando la vergüenza y la ruina de la familia, y dejando a Martin sumido en la tristeza y la incertidumbre. Convertido en profesor y experto musical, Martin (Tim Roth), ya adulto, descubre por casualidad a un joven violinista que le muestra una filigrana estilística que sólo Dovidl podría haberle enseñado. Martin comienza entonces una búsqueda que le llevará a recorrer medio mundo y a adentrarse en su propio interior para intentar dar respuesta a las preguntas silenciadas durante tantos años. [Filmaffinity]
Análisis
El director François Girard -que ya había dirigido la película de corte musical El coro– adapta la novela The Song of Names, de Norman Lebrecht. Verdaderamente, el resultado es irregular. El filme pretende sacar a la palestra cuestiones profundas como la culpa, el perdón, la amistad, la familia y los antepasados, pero ninguna de ellas se aborda con la suficiente enjundia. En ocasiones puede resultar realmente emotiva, pero es una emotividad superficial, olvidada a la media hora de terminar la proyección, sin posibilidad alguna de impactar el corazón del espectador. De hecho, la fusión de dos realidades como la música y el Holocausto apenas conjuga con naturalidad, con todo lo que podría dar de sí.
La película se sitúa en diferentes tiempos: los años treinta, la segunda guerra mundial, 1950 y los años ochenta, y opta por una estructura de continuos flashbacks. Así, comienza en 1950, nos dirige a 1980, de allí saltamos a 1930… Por supuesto, no funciona, los tiempos narrativos no aportan dinamismo sino confusión al espectador y ralentización del ritmo. A la vez, el salto de un tiempo a otro dificulta la apuesta del filme por narrar un tema. No es la historia de la búsqueda de Dovidl por Martin, y ese es el problema. Esa debería ser la película. Siento el spoiler pues tampoco descubro algún misterio: la búsqueda apenas lleva tiempo, carece de suspense y al poco tiempo le encuentra. Allí es donde estaba la historia, en cómo la búsqueda transforma a Martin, pero permanece igual antes y después de localizar a su amigo de la infancia.
Por tanto, puesto que la búsqueda de 1980 apenas consume metraje, la primera mitad del filme es meramente descriptiva y sin ningún interés. No hay conflicto. Observamos al pequeño Dovidl practicar con el violín y zurrándose de vez en cuando con su «nuevo hermano» Martin, pero no hay obstáculos que superar, no hay rival al que enfrentarse ni prueba con capacidad transformadora. La segunda guerra mundial es un mero marco temporal, no añade conflicto al relato: aporta una escena de bombardeo aéreo y una conversación durante la cena. Y tras la primera parte meramente descriptiva, nos encontramos con un relato acerca del holocausto. De niño prodigio de perfil Mozart hemos pasado a La lista de Schindler, y con todo el respeto del mundo hacia la comunidad judía debo señalar que se vierten todos los tópicos sobre el Holocausto. Precisamente por su gravedad del Holocausto, convendría narrar con mayor fuerza dramática, no a base de tópicos. La idea es bonita, pero un judío sentimental tocando el violín poco aporta en comparación con las historias de transformación personal. ¿Cómo son Martin y Dovidl? Acaba el relato y continúo preguntándomelo. Parece que «han hecho cosas», pero no sé cómo les afecta el mundo en el que viven.
En resumen, puede entretener cómo se fragua la amistad de los dos chavales en el Londres de 1940. Es el único motivo realmente atrayente del filme. No hay suspense alguno en la búsqueda; como relato musical carece de chicha, a no ser que nos baste ver violines y tiendas de instrumentos antiquísimos; la comunidad judía poco difiere de mi comunidad de vecinos disfrazada de judíos y hablando hebreo; y en cuanto a la distribución temporal, algo me decía que ciertos flashbacks llegaban tarde porque ese dato deberían habérmelo contando antes. Puestos a olvidar nombres, esta película no figurará entre los grandes éxitos acerca del Holocausto.