Inés del alma mía

«Pedro de Valdivia tiende a desplazar a Inés del eje narrativo […] El trasfondo histórico de la vida de Inés Suárez se funde con el dramático en el interés que genera la vivencia de la aventura y lo extraordinario por parte de una persona humilde y desconocida»

Formato: Miniserie
Año: 2020
Director: Nicolás Acuña, Alejandro Bazzano
Reparto: Elena Rivera, Eduardo Noriega, Benjamín Vicuña, Enrique Arce, Carlos Bardem, Patricia Cuyul
País: España
Temporadas: 1 (8 Capítulos)
Duración del capítulo: 60 min
Género: Aventuras.
Época histórica: Siglo XVI
Puntuación: ★★☆☆☆ (Regular)

 

 

Sinopsis
 Inés Suárez partió en 1537 para las Indias en busca de su marido y terminó por convertirse en una conquistadora que nunca volvió a España y que encontró allí al amor de su vida, el famoso conquistador español Pedro de Valdivia. Juntos protagonizarán un romance inolvidable mientras se embarcan en una aventura que les convertirá en los principales artífices del nacimiento de una nación. Las hazañas vividas junto a su amado la llevarán hasta el lejano y desconocido Chile.  [Filmaffinity]

Fuente: Vogue

Análisis

El análisis aquí expuesto apareció publicado como un capítulo de libro en 2021, fruto de una contribución a un congreso académico: Úrbez Fernández, Pablo, ‘La conquista de Chile y sus protagonistas a través de la miniserie de ficción Inés del alma mía’, en Marcos Ramos, María (coord.), Mucho más que cine: historia, literatura y arte en el cine en español y en portugués, Dyckinson, 2021, pp. 429-444

1. INTRODUCCIÓN

Inés del alma mía es una miniserie de ocho capítulos acerca de Inés Suárez de Plasencia (1507-1580), una mujer extremeña que emprendió la conquista y colonización de Chile junto a Pedro de Valdivia. Esta miniserie es fruto de una coproducción entre Radiotelevisión española, Chilevisión, Boomerang TV y Apu Producciones, y fue distribuida a través de Amazon Prime Video desde su estreno en julio de 2020. En su vertiente de reconstrucción histórica, Inés del alma mía enlaza con producciones recientes también ambientadas en los primeros tiempos de la Conquista de América, como son Conquistadores: Adventum (2017) y Hernán (2020). No obstante, en Inés del alma mía se añade una característica de mayor riqueza, en tanto que supone también la adaptación explícita de una novela mundialmente famosa: Inés del alma mía, de Isabel Allende.

2. OBJETIVOS

Pretendemos aproximarnos a Inés del alma mía desde su consideración como biografía fílmica, es decir, tomando como principal objeto de estudio el personaje de Inés Suárez de Plasencia, en tanto que una persona real ha sido recreada en una obra de carácter audiovisual. En este sentido, los hechos históricos referidos a la conquista y colonización de Chile suponen una realidad de menor interés para nuestro estudio, y solo ocuparán un espacio relevante en la medida en que se hallen ligados al personaje de Inés Suárez, pues, como decía Aristóteles (trad. en 2017, p. 179, 1454a 17-19), un personaje viene definido por sus acciones. Dicha aproximación hacia la figura de Inés Suárez se concretará en el análisis de tres aspectos principales: 1) Función narrativa de su personaje, esto es, si realmente ejerce el rol dramático de protagonista articulando las demás realidades del relato. 2) Resolución de los conflictos, para lo cual atenderemos la manera en que las dificultades padecidas por la Inés Suárez real se aprovechan para generar un conflicto dramático, y si su personaje logra vencerlos o no. 3) El juicio del cineasta, es decir, cómo los autores de la miniserie valoran la figura de Inés Suárez, considerando el concepto de felicidad y de fama que se desprende del relato.

3. METODOLOGÍA

Para cumplir nuestro propósito, abordaremos seis aspectos diferentes de la película biográfica: biográficos, documentales, narrativos, formales, universales y valorativos. Las cuestiones que hemos denominado biográficas derivan de la cronología y las vivencias del personaje histórico con respecto al personaje de ficción: qué se ha seleccionado y qué se ha descartado, en qué período de su vida comienza y finaliza la narración, y la aparición o no de familiares y conocidos destacados.

El apartado de la documentación está directamente vinculado con las fuentes documentales y el material utilizado para componer el relato; en el caso que nos ocupa, con preeminente atención a la novela publicada por Isabel Allende. En los aspectos narrativos y formales observaremos el modo de componer y estructurar el relato biográfico: la función narrativa otorgada a los personajes, la aparición del catalizador y del conflicto, los puntos de vista, dónde se sitúa el foco y los recursos técnicos y de montaje. Principalmente, nos basaremos en las teorías del guion de Tobias (1999) y McKee (2000).

Respecto a la universalidad, nos interesa cuál es el tema de fondo, el sentido de la historia, para lo cual nos serviremos de los estudios de Fumagalli (2019) sobre el tema y la universalidad en el relato biográfico, y de la investigación de Balló y Pérez (1997) acerca de la tradición universal de las narraciones. Finalmente, en los aspectos valorativos emplearemos la propuesta de Custen (1992) para el estudio de biopics y el paradigma de Arlanch (2007) acerca de un juicio final sobre la vida del sujeto.

Fuente: Sensacine

4. ANÁLISIS

4.1. Aspectos biográficos

La miniserie Inés del alma mía abarca una cronología comprendida entre 1526 y 1553, por lo cual nos hallamos ante una biografía parcial. De este modo, tanto la infancia y la adolescencia de Inés Suárez en la ciudad de Plasencia (1507-1526) como el gobierno de Santiago de Chile junto a su marido Rodrigo de Quiroga (1553-1580) son períodos no narrados en el relato.

Tras una breve primera escena en Santiago de Chile acaecida en 1541 -hito narrativo en torno al cual pivotan los principales eventos de la trama- un flashback nos traslada a la ciudad de Plasencia, cuna de Inés Suárez. Inexplicablemente, el rótulo reza «10 años antes», lo cual da a entender que nos situamos en 1531, cuando una desconocida Inés todavía no conoce a quien será su primer esposo, Juan de Málaga. La realidad es que Inés conoció a Juan de Málaga en 1526, este embarcó hacia América alrededor de 1528, e Inés abandonó la Península para buscarle en 1537. De este modo, la producción -posiblemente por razones de economía narrativa- condensa en una única referencia cronológica todas estas acciones mostradas en su primer capítulo.

En cualquier caso, omitida esa breve escena a modo de presentación sucedida en 1541, nos encontramos con una primera Inés Suárez de 20-30 años. La decisión de iniciar el relato con el personaje en dicha franja de edad aventura una cualidad fundamental en su historia: asistimos a la transformación de un personaje desconocido (una joven cualquiera de Plasencia) a un personaje conocido (gobernadora de Santiago de Chile). No se muestra su nacimiento, como tampoco se mostrará su muerte.

Respecto a la familia de sangre de Inés, los únicos personajes recreados en la miniserie son su abuelo y su hermana Asunción. La esposa de Valdivia, que sí aparece en los capítulos finales de la serie, realmente no conoció a Inés, pues jamás viajó a América.

4.2. Aspectos documentales

4.2.1. Referencias historiográficas a Inés Suárez

Inés del alma mía se presenta explícitamente como una adaptación de la novela del mismo título, publicada por Isabel Allende en 2006. Por tanto, su guion se halla indisolublemente ligado a las fuentes históricas consultadas por la escritora. La propia Isabel Allende (2006, p. 7) advertía al inicio de su novela: «narro los hechos tal como fueron documentados. Me limitaré a hilarlos con un ejercicio mínimo de imaginación», y al final de su obra exponía las obras históricas y lecturas consultadas, entre las cuales menciona Historias de Chile, Historias de España, títulos referidos a conquistadores españoles, bibliografía acerca de los mapuches y dos novelas históricas. Una de esas novelas, Ay, mamá Inés (Jorge Guzmán, 1993), supone, junto a La Araucana (Alonso de Ercilla, 1578), las únicas obras consultadas por Allende que se centran exclusivamente en Inés Suárez.

Aunque no fuesen consultados por Allende, existen algunos textos únicamente referidos a la figura de Inés Suárez: un artículo de Amunátegui para la revista En viaje (1941), una monografía de Vicuña (1941), una novela biográfica de Josefina Cruz (1974), un artículo de Castañeda en Historia 16 (1984) y un artículo en la revista Clío (2006)[1], además de una obra de teatro histórico de Giuseppe Guerra (1941). La proliferación de estas obras acerca de Inés Suárez en 1941 se vincula al 400 aniversario de la fundación de Santiago de Chile. Aunque las Historias Generales y las biografías de otros personajes históricos citasen el nombre de Inés Suárez, la ausencia generalizada de biografías acerca de su figura ha sido recurrente entre los historiadores.

4.2.2. La novela de Isabel Allende

La novela de Isabel Allende presenta hasta tres aspectos destacados no incorporados a la obra audiovisual, cuyo mantenimiento, posiblemente, hubiese redundado positivamente en el desarrollo del relato. En primer lugar, la propia Inés Suárez ejerce como narradora en la novela. Cumplidos los ochenta años, atisbando su muerte, en la ciudad de Santiago, decide repasar su vida. Desde el aspecto narrativo, tal decisión permite adoptar el punto de vista de Inés en los acontecimientos narrados, a lo cual se une una segunda característica no presenta en la miniserie: las digresiones y saltos temporales. Como narrador testigo, Inés entremezcla unos y otros recuerdos, decide avanzar en su relato y retrotraerse para matizar una situación. Por todo ello, resulta más sencillo adentrarse en el interior del personaje, el espectador advierte su complejidad, gana en empatía y se siente cómplice de la intimidad de Inés.

Por el contrario, la ausencia de narrador en la miniserie propicia que asistamos a los acontecimientos de una manera omnipresente, con mayor dificultad para acceder a la interioridad de los personajes. Observamos tales acontecimientos, además, de una manera cronológica, desde la juventud de Inés Suárez en Plasencia hasta la muerte final de Pedro de Valdivia, con continuos rótulos para precisar las fechas y lugares del relato. A causa de ello, da la sensación de que Inés Suárez no ejerce un papel protagonista en el relato, sino que es un actor de reparto más entre todos aquellos que compusieron la expedición a Chile. Este es el tercer aspecto diferenciador entre la novela y la miniserie: en la primera, Inés recibe un mayor peso narrativo; en la obra audiovisual, no obstante, Pedro de Valdivia ensombrece, a efectos dramáticos, la figura de Inés.

Fuente: Espinof

4.3. Aspectos narrativos y formales

4.3.1. El catalizador y los conflictos

El catalizador o detonante del relato es el suceso que propicia el desarrollo de la acción, aquello que mueve a los personajes a actuar para resolver un conflicto. Puede presentarse como una acción específica, como una llamada a través de un diálogo o como una situación. En este caso, el universo inicial del mundo de Inés Suárez se desestabiliza con la irrupción de las gentes procedentes del Nuevo Mundo, con la llegada de ellos a Plasencia. Por tanto, una situación: Inés se topa brevemente con Pedro de Valdivia, escucha fabulosas noticias acerca de las nuevas tierras y, principalmente, se enamora del comerciante Juan de Málaga. Cuando Inés y Juan de Málaga se unen sexualmente, el consiguiente deshonor provoca una ruptura en su unidad familiar, por lo cual su abuelo autoriza su ingreso en un convento. Así es como se desmorona el equilibrio inicial de la ciudad de Plasencia. De esta desestabilización procede el principal conflicto narrativo de Inés Suárez: el ansia de autonomía frente a las coacciones a su libertad, lo cual se traducirá únicamente en la búsqueda de un territorio donde realmente pueda ser libre, al cual se oponen los ‘vicios’ del viejo mundo, como ella señala.

A este conflicto principal se suman -y superponen- una retahíla de conflictos secundarios, De un lado, un conflicto sentimental: primero hacia Juan de Málaga, más tarde hacia Pedro de Valdivia y Rodrigo Quiroga. También un conflicto vinculado a la maternidad, en tanto que Inés no es capaz de concebir un hijo. Finalmente, un conflicto asociado al reconocimiento profesional -si podemos denominarlo así-, en tanto que Inés se desenvuelve en un mundo masculino -una expedición militar, la guerra-, del cual queda aparentemente relegada por su condición femenina. A continuación, examinaremos más detalladamente los conflictos de Inés Suárez atendiendo a los deseos y anhelos del personaje.

4.3.2. Los deseos y anhelos del personaje

Basándonos en Arlanch (2008, pp. 40-41), consideramos que uno de los aspectos principales en la construcción del personaje es el deseo, esto es, aquello que mueve al protagonista a la acción. En este caso, partiendo del carácter y la cosmovisión de la auténtica Inés Suárez, el guionista debe ser capaz de incorporar un deseo a dicho personaje. Desde un punto de vista ético, dicho deseo siempre será interpretado como un bien por el personaje: puede actuar movido por el deseo de restablecer la justicia, pero no actuará deseando explícitamente la injusticia; si actúa injustamente, será porque desea afecto, fama, riqueza o autoridad, esto es, un bien. Arlanch distingue, por otra parte, dos variantes del deseo: el anhelo y la necesidad. El anhelo es un deseo consciente, considerado por el protagonista como un bien para sí mismo, individualizándole y convirtiéndole en una persona única. En cambio, la necesidad es un deseo inconsciente, aquello que el cineasta considera un bien para todo hombre, y que, por tanto -a pesar de su personalidad y sus rasgos individuales- vincula inexorablemente al personaje al género humano. En el relato, los anhelos generan constantemente los conflictos del personaje; la necesidad determina su resolución.

La protagonista de Inés del alma mía anhela un lugar donde se halle libre para tomar decisiones acerca del rumbo de su vida, ajena a las coacciones externas y a las convenciones sociales. Primero creerá hallar dicho lugar en Cuzco, pero más tarde buscará tal territorio en Chile. Este deseo concreto de Inés Suárez viene marcado por la necesidad general del ser humano de autonomía. En este sentido, Inés Suárez no vence el conflicto nacido de la oposición entre autonomía e imposición. Pese a sus esfuerzos por alcanzar una libertad radical, continuamente se halla bajo las órdenes de los hermanos Pizarro, de Pedro de Valdivia y sus oficiales, de Lagasca y el tribunal de la Inquisición y de las convenciones sociales trasladadas del ‘viejo’ al ‘nuevo mundo’.

Tampoco logrará Inés vencer su conflicto sentimental, esto es, una entrega incondicional entre ella y Pedro de Valdivia. En primer lugar, en el inicio de su relación con Pedro de Valdivia existe ya un impedimento para la resolución favorable de su unión: un matrimonio previo de Valdivia. En relación con este punto, sorprende una inexplicable incoherencia en la construcción del personaje, puesto que mientras Inés critica la hipocresía de su época en referencia a la fidelidad, cuando declara, por ejemplo: «’Las mujeres solo somos para los hombres un territorio sobre el que plantar una bandera, ¿no? y luego pasar a la siguiente conquista», ella no reflexiona acerca de si es lícito o no mantener una relación con un hombre casado, no hay deliberación alguna sobre la posible bondad o maldad de unirse a Pedro de Valdivia.

La fidelidad será, precisamente, la causa de su conflicto sentimental. Mientras que Inés está dispuesta a entregarse incondicionalmente a Valdivia, él guarda fidelidad, por un lado, a su misión: la exploración y conquista de Chile; por otro, a su esposa, a la cual se unirá al final del relato ante el temor a las represalias del virrey Pedro Lagasca. Aunque Inés contraiga matrimonio con Quiroga, continuará anhelando una entrega incondicional con Pedro de Valdivia, por lo cual dicho conflicto tan solo podrá resolverse con la muerte de este. Por tanto, la causa del fracaso de Inés en su conflicto sentimental no es la imposibilidad para unirse incondicionalmente a Pedro de Valdivia, sino en su incapacidad para desligarse de él plenamente y encauzar adecuadamente sus sentimientos.

4.3.3. La falacia en torno al protagonista

A causa del abandono de algunas de las técnicas narrativas y formales de la novela de Isabel Allende, sin reemplazarlas adecuadamente por otros mecanismos en su guion, la miniserie de Inés del alma mía incurre en una falacia con respecto a su protagonista. Su título, su sinopsis, el primer capítulo y, por supuesto, las campañas de publicidad presentan a Inés Suárez de Plasencia como la protagonista del relato, pero, a efectos dramáticos, realmente es Pedro de Valdivia el eje en torno al cual pivota la narración, por lo cual la supuesta protagonista queda desplazada.

Al inicio del relato, Inés toma la iniciativa de embarcar hacia América y, desde Cartagena, alcanzar la ciudad de Cuzco. Pero una vez conoce allí a Valdivia, se convierte en un personaje tendiente a la pasividad, adhiriéndose a las acciones de Valdivia, pero con escasa repercusión dramática por sí misma. Desde el segundo capítulo en la ciudad de Cuzco, la acción del relato avanza gracias a Valdivia. Él se desenvuelve entre las luchas políticas del virreinato del Perú, idea la expedición a Chile, dialoga con Diego de Almagro -quien estuvo allí anteriormente, con mala fortuna-, solicita a Pizarro la cédula real para emprender el viaje, y busca la manera de reclutar hombres y asegurar la logística. Mientras tanto, Inés mantiene se enamora de Valdivia, y mantiene conversaciones con Cecilia y con Catalina.

Inés coparticipa y padece de las acciones de otros personajes, pero Valdivia promueve acciones. Cuando Inés descubre que Juan de Málaga, su marido, fue asesinado por Hernando Pizarro, se queja de la inclemencia de los Pizarro y critica a Valdivia por su lealtad hacia ellos, pero tal información no añade ningún valor dramático porque ella no emprende ninguna acción. Por otra parte, cuando la expedición, en su camino hacia Chile, se topa en el desierto con Quiroga y este decide sumarse a ellos, no hay presencia dramática de Inés Suárez; Valdivia se adelanta y saluda afablemente a Quiroga, y hay gritos de júbilo entre quienes observan la escena, pero la cámara ni tan siquiera recoge el rostro de Inés, teniendo en cuenta que contraerá matrimonio con este personaje al final del relato.

Dicha situación se prolonga con la fundación de Santiago y hasta la conclusión de la trama. Valdivia busca y apresa a los líderes de las tribus autóctonas, negocia con ellos, descubre las minas de oro y sale en expediciones para explorar el territorio, mientras que Inés permanece en Santiago. Allí aprende a luchar con la espada, mantiene conversaciones con Cecilia, comienza a educar al niño Felipe, sufre un falso embarazo y asiste perpleja a la desmoralización de los españoles, pero, nuevamente, es un sujeto pasivo ante los acontecimientos que no promueve el avance del relato.

4.3.4. El clímax

Inés protagoniza su única acción heroica al final del quinto capítulo, dando lugar al clímax del relato -un clímax muy temprano, por tanto, quedando hasta tres episodios restantes-, cuando salva la ciudad de Santiago del ataque mapuche.

La progresión del conflicto en el relato, a través de una aparición ascendente de obstáculos, debe ir encaminada hacia su resolución en un tercer acto. En la película biográfica, Arlanch distingue -como en toda película-, un primer momento de crisis y un posterior momento culminante (2008, p. 62). Pero en otras tramas biográficas la resolución tiene lugar tras una crisis circunstancial, pero no personal, es decir, el protagonista resuelve un obstáculo sin una evolución interior desde el aprieto hasta la solución.

Este es el caso de Inés del alma mía: los defensores de Santiago habían sufrido numerosas bajas, los pocos combatientes se hallaban desmoralizados y los mapuches entraban en la ciudad antes de que Inés culminase su acción heroica: vestirse con la armadura, levantar los ánimos con un discurso, dirigir la defensa ante el nuevo envite indígena y, por último, decapitar a los cuatro jefes indígenas apresados y mostrar sus cabelleras, provocando la huida de los atacantes. Pero ante este ambiente, Inés jamás cedió al desmoronamiento, la crisis no le afectó. Quizá por ello, en esta segunda clase de relatos el clímax no logra el mismo efecto que en las primeras. Fumagalli advierte que, para dar lugar a un clímax completo, el espectador debe empatizar con el protagonista (2019, p. 314). No es suficiente, por tanto, recrudecer los obstáculos externos para generar un clima de crisis en el mundo narrativo: el espectador necesita advertir cómo padece esas tinieblas el protagonista.

4.4. Aspectos universales

Debemos preguntarnos ahora por el trasfondo universal de Inés del alma mía, esto es, abstraer los atributos particulares de un relato ambientado en el siglo XVI para descubrir aquellos elementos capaces de generar interés en espectadores de todos los tiempos. Tales elementos no son plena invención del guionista, sino que la propia Inés Suárez de Plasencia realizó a lo largo de su vida acciones potencialmente dramatizables, es decir, idóneas para cimentar un relato.

4.4.1. El tema del relato

Toda película biográfica -como cualquier género narrativo- revela, aún sin pretenderlo, su presente, por lo cual necesita desarrollar un tema, esto es, dotar a su relato de elementos de universalidad, o al menos de generalidad, para dar sentido a la narración (2019, p. 306). Aristóteles denominaba a esta tematización como eikós, la cual podemos definir también como aquella acción verosímil o necesaria (trad. en 2017, p. 158, 1451b 1-11). La verdad histórica, la realidad particular, no ofrece a simple vista elementos que nos parezcan verdaderos. La existencia de un individuo perteneciente a una época pasada, de distinta condición social, religión y habitante de un país extranjero nos resulta ajena, no nos parece verdadera, de tal modo que desarrollar lo eikós consiste en hallar, suponer e idear los elementos universales de aquella existencia, es decir, los elementos inherentes a todo ser humano de cualquier época y condición. Por este motivo, para ofrecer un relato verosímil, de alcance universal, a través de un tema, la película biográfica necesita desligarse de las ataduras de la verdad histórica, del particularismo, y dramatizar -inventar- para que al público no le resulte ajeno el relato.

En Inés del alma mía nos cautiva la transformación de su protagonista en una heroína, el arco de transformación de Inés -solo externo, realmente- de una muchacha desconocida a una heroína entre los conquistadores del nuevo mundo. Como señalaba Vicuña (1941, p. 5) en su biografía de Inés:

De origen desconocido; falta de cultura, hasta el punto de haber aprendido a leer en Chile […]; en condenables relaciones con don Pedro de Valdivia, en una época más exigente que la nuestra en materias de moralidad; pues bien, no obstante tales circunstancias adversas, su nombre y su persona aparecen rodeados de la admiración, respeto y afecto de sus contemporáneos, sin excepción alguna.

Pesce (2008, p. 14) señala que la película biográfica siempre se presenta como un espejo en ángulo oblicuo: por un lado, refleja al sujeto biografiado según el patrón de nuestra memoria colectiva; pero, desde otro ángulo, refleja aquello que somos o queremos ser, y esto en función de nuestros sistemas de representación del mundo, variado según tiempos, espacios y culturas. Quienes producen una película biográfica deben enfrentarse a ese dilema entre la temporalidad y la eternidad, cuántos componentes del individuo se restringen a la cronología de su época y cuántos de él han trascendido.

4.4.2. Paralelismos entre Inés del alma mía y la Eneida

Es preciso recordar, además, siguiendo a Balló y Pérez (1998. p. 7), que «las narraciones que el cine ha contado y cuenta no serían otra cosa que una forma peculiar, singular, última, de recrear las semillas inmortales que la evolución de la dramaturgia ha ido encadenando y multiplicando». Los autores establecen hasta veinte posibles categorías universales para enmarcar los relatos cinematográficos y literarios. Así, se refieren a la búsqueda del tesoro, el retorno al hogar, la fundación de una nueva patria, la mujer adúltera, el amor redentor, el ansia de poder, el pacto con el demonio y el conocimiento de sí mismo, entre otros[2].

Apoyándonos en Balló y Pérez, podemos sostener que Inés del alma mía entronca con las narraciones basadas en la fundación de una nueva patria, cuyo paradigma es la Eneida, el poema inacabado de Virgilio (1998, pp. 42-54).  Este poema épico, destinado a forjar el mito fundacional de Roma, narraba el periplo de la estirpe troyana tras la caída de su ciudad para fundar una nueva patria. El líder de la expedición, Eneas, deberá sobreponerse a los obstáculos del viaje, a la desmoralización de su pueblo y a la tentación del amor de Dido, reina de Cartago, con el fin de establecer su asentamiento en el Lacio. A su llegada a ese destino prometido por los dioses, deberá aliarse con un reino autóctono para enfrentarse con el rey de los rútulos y culminar su aventura.

De manera similar, Inés del alma mía narra el abandono de la tierra natal y la exploración de territorios desconocidos para fundar un nuevo hogar, no por parte de un individuo, sino por parte de una comunidad. Entre aquellos expedicionarios, existe el deseo de instaurar un orden moral virtuoso en la tierra de destino, un lugar de oportunidades, abandonando los vicios de la tierra natal. Y al igual que la Eneida, Inés del alma mía no relata solamente el viaje, no es únicamente un éxodo, sino que su narración de los acontecimientos continúa una vez alcanzada esa tierra de promisión, hasta instaurar la paz y asentar la civilización. Efectivamente, podemos comprobar cómo la ciudad de Santiago viene amenazada por enemigos exteriores -los mapuches- e interiores -los vicios del viejo mundo-.

Si atendemos a estos rasgos compartidos entre Inés del alma mía y la Eneida, aún hallamos más argumentos para sostener la falacia de la miniserie acerca de su protagonista: el líder de la expedición -como Eneas- es Pedro de Valdivia, no Inés. Eneas y Valdivia obedecen a un mandato mitad divino, mitad patriótico -un designio de los dioses y del Dios cristiano; restablecer la civilización troyana y engrandecer el Imperio español-, ambos renuncian al amor cuando pueda suponer un obstáculo para la misión -Dido e Inés-, están dispuestos a sacrificar a sus hombres en pos de cuanto entienden por bien común. Los débiles del convoy y los oficiales de Valdivia piden a Inés, en ocasiones, que interceda ante él, y ella actúa como una voz de la conciencia, pero siempre será el conquistador quien tome las decisiones y lidere su comunidad.

Fuente: Prime Video

4.5. Aspectos valorativos

4.5.1. Modelos teóricos a propósito de la valoración

John Truby (1999-2000) sugiere que todas las historias -y todos los géneros cinematográficos- se vinculan, en definitiva, a la pregunta acerca de cómo se puede ser feliz. La variedad radica en que cada género cinematográfico se enfrenta de una manera particular a esta pregunta de carácter existencial y, por tanto, también cada uno ofrece diferente respuesta. En todos ellos subyace esa pregunta acerca de la felicidad: optar por una u otra opción acercará o alejará al protagonista de la felicidad[3]. También para Labrada (1992, pp. 51-53) la pregunta por la felicidad o infelicidad de una vida subyace en los modos narrativos.

Cabe preguntarse, entonces, si Inés Suárez de Plasencia se presenta como una persona feliz o desgraciada, lo cual no es sinónimo de una vida plácida o plagada de sufrimiento, sino con relación a una vida plena o malograda. En su complejidad, cada vida es plausible de ser juzgada como redenta o dannata, una vida fértil o desgraciada, merecedora de salvación o condenación (Arlanch, 2008, p. 59). Así, este paradigma responde a un quest for salvation.

Por otra parte, el paradigma de Custen se basa en un quest for fame. Para el autor norteamericano, había que interpretar las biografías fílmicas como un relato desde el anonimato a la notoriedad (1992, p. 12), por lo cual el cineasta debería preguntarse por la fama, por el prestigio; qué acciones dan lugar a que un individuo desconocido sea conocido, cuáles son los motivos que le impulsan a desear la gloria, y cómo afecta su nuevo estatus a su comportamiento y a su entorno amistoso-familiar. Pero las biografías fílmicas acerca de personas desconocidas para el gran público plantean dificultades para este modelo. Si una persona no halló fama en vida, ni tampoco después de su muerte, y una biografía fílmica es quizá el primer vehículo para narrar su historia -porque por algún motivo los cineastas la han considerado interesante-, no resulta aparentemente válido basar la interpretación en la búsqueda de la fama. No es tal caso el de Inés Suárez, pues alcanzó fama en vida, por lo cual resulta también resulta legítimo aplicar las tesis de Custen.

4.5.2. El paradigma de Custen

La falacia en torno al protagonista de la trama no es óbice para que podamos afirmar que en Inés del alma mía se narra el ascenso a la fama de Inés Suárez de Plasencia. A través de la miniserie, somos testigos de cómo una joven desconocida alcanza notoriedad gracias a la conquista de Chile y la defensa de la ciudad de Santiago. Pero aún podemos profundizar más estos puntos.

Por una parte, Inés Suárez adquiere la fama de manera extradiegética, solo a la conclusión del relato. Durante el metraje, no acaba por ser socialmente aceptada entre la comunidad de españoles, pues siempre es considerada como la amante de Pedro de Valdivia. Su acción heroica en la defensa de la ciudad cae pronto entre el olvido entre sus conciudadanos, e incluso la aristocracia venida de España murmura sobre aquella acción por considerarla impropia de una mujer. Cuando actúa como gobernadora de Santiago en la ausencia de Valdivia, no se valora su designación por méritos propios, sino por capricho de Valdivia. De esta manera, tan solo unos rótulos informativos en la resolución de la trama, a la muerte de Valdivia en 1553, dan cuenta de una favorable percepción social hacia Inés Suárez, a causa de su buena labor de gobierno. Paradójicamente, puede intuirse que no fue la defensa de Santiago cuanto otorgó fama a Inés, sino su buen hacer en la gestión político-administrativa.

Por otra parte, por influencia de la novela de Isabel Allende, la miniserie insiste en su relación sentimental con Pedro de Valdivia como uno de los motivos más característicos del personaje. Sin obviar la existencia de dicha relación, podemos preguntarnos si Inés Suárez de Plasencia realmente alcanzó notoriedad por tales amores con Valdivia, si se trasladaron a un segundo plano tras su matrimonio con Quiroga y su gestión en el gobierno de la ciudad, y si han ocupado un papel preponderante en la percepción del personaje a causa de su interés dramático para la obra de Allende y la versión audiovisual.

4.5.3. El paradigma de Arlanch

Si anteriormente el cineasta se preguntaba por la fama, ahora debe preguntarse por cuestiones morales. No con el fin de santificar o condenar a una persona, sino con el ánimo de desentrañar los aspectos más radicales de la existencia: por qué eligió vivir de aquella manera y no de otra, contribuyó a mejorar o a empeorar su entorno, se arrepintió o se enorgulleció de sus acciones, permaneció abierto a la trascendencia o se cerró a ella.

Por supuesto, también debemos tener presentes las limitaciones del paradigma de Arlanch, derivadas de su aparente dicotomía entre la salvación y la condenación, la plenitud y la desgracia. El planteamiento y las preguntas acerca de la persona, en tanto pretenden dilucidar la esencia última del ser humano, resultan pertinentes, pero quizá resulten limitadas dos únicas opciones de respuesta. En el ejercicio de interpretación de una vida, posiblemente haya ocasiones en las cuales no sea tan sencillo sentenciar si una persona llevó o no una vida plena, si alcanzó la salvación o se condenó, de tal modo que se entreabre un amplio abanico de grises. A propósito de esta cuestión, Bingham (2010, p. 44) señaló que una de las tareas del biopic convencional fue desterrar las contradicciones y la ambigüedad, unas señas que sí aparecían, por ejemplo, en las biografías literarias de Lytton Strachey, en un ejercicio por averiguar si las virtudes y los vicios del protagonista podían conciliarse.

Partiendo de tales premisas, con sus correspondientes matices, nos inclinamos a pensar que, en la miniserie Inés del alma mía, no se nos presenta una Inés Suárez feliz con la vida que ha vivido. No debe interpretarse tal afirmación como un signo de aflicción y remordimiento consciente por parte del personaje, sino como la imagen de la vida de Inés Suárez que se trasluce de la totalidad del relato. Inés Suárez abandonó su hogar, cruzó un océano, emprendió una aventura épica para explorar y conquistar las desconocidas tierras de Chile y salvó la ciudad de Santiago de un ataque indígena, pero su labor no alcanzó gloria ni obtuvo reconocimiento durante el relato -obviemos cuanto sucede desde la conclusión del relato hasta su muerte-. Inés Suárez no fue correspondida ni por Juan de Málaga, de quien enviudó tempranamente, ni por Pedro de Valdivia, cuyas ansias de gloria y sentido del deber estuvieron por encima de sus sentimientos hacia Inés.

Pero como comentamos, no son los sufrimientos externos los causantes de la infelicidad de Inés, sino su resistencia interna para sobreponerse a ellos. Inés Suárez no acepta su condición de mujer en el siglo XVI ni cede un ápice ante las convenciones sociales, no halla el amor al lado de Quiroga por su tenacidad a olvidar a Pedro de Valdivia, y se niega a entender que su hijo adoptivo, Felipe, no se considere español sino indígena. De esta manera, si Inés Suárez no vivió una vida plena se debe a su sobreexposición a las circunstancias adversas, pues no hubo un arco de transformación por parte del personaje: interiormente, la Inés Suárez de 1553 es la misma que habitaba Plasencia; quizá más desencantada, pero sin un proceso de maduración capaz de hacer frente a los conflictos dramáticos.

5. CONCLUSIONES

La aproximación de la miniserie a la figura de Inés Suárez de Plasencia se ha basado, principalmente, en la novela Inés del alma mía de Isabel Allende. La propia escritora halló dificultades para documentar su biografía, pues apenas existían obras referidas exclusivamente a la conquistadora extrema, cuando sí se citaba su nombre en Historias generales. A pesar de todo, la obra audiovisual toma distancia respecto a la novela imponiendo hasta tres cambios que modifican sustancialmente el relato: la eliminación de la voz narradora de Inés, la apuesta por una línea temporal plenamente cronológica y la concesión de un mayor peso narrativo a Pedro de Valdivia.

Tales diferencias contribuyen a generar una falacia en torno al protagonismo del relato, pues Pedro de Valdivia tiende a desplazar a Inés del eje narrativo. Tras un primer capítulo en el cual las acciones de Inés dan lugar al avance del relato, es Pedro de Valdivia quien dinamiza la trama. Inés pasa, entonces, a desempeñar un rol de mayor pasividad, padeciendo los acontecimientos y rendida ante sus circunstancias. La defensa de Santiago frente al ataque mapuche constituye su principal acción heroica, pero el clímax no halla la suficiente fuerza al no experimentar ella ningún cambio.

El trasfondo histórico de la vida de Inés Suárez se funde con el dramático en el interés que genera la vivencia de la aventura y lo extraordinario por parte de una persona humilde y desconocida. Además, su estructura narrativa entronca con la tradición clásica debido a sus paralelismos con la Eneida, el relato de un viaje desde la tierra natal hasta una tierra de promisión, donde fundar una nueva patria. Del mismo modo, aparecen obstáculos y tentaciones, vinculados incluso al amor, capaces de distanciar a los protagonistas de su misión fundacional.

Finalmente, Inés del alma mía cumple con el paradigma de Custen acerca del ascenso a la fama de una persona desconocida, es decir, el relato pivota en torno a la obtención de notoriedad, si bien debemos tener en cuenta que el personaje de Inés alcanza la fama de manera extradiegética. A la vez, la aplicación del paradigma de Arlanch nos revela una valoración de la vida de Inés Suárez como insatisfecha, en tanto que no es capaz de sobreponerse ni interior ni exteriormente a los conflictos planteados.

Fuente: Diez Minutos

BIBLIOGRAFÍA

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[1] Inés Suárez. La conquistadora del reino de Chile. Clio. Revista de historia, 6, 71, pp. 76-81.

[2] Ronald B. Tobias también publicó una propuesta de veinte posibles tramas universales, algunas de las cuales coinciden con el estudio de Balló y Pérez. Ver Tobias, R. B. (1993). 20 Master plots (and how to build them). Writer’s Digest Books.

[3] John Truby, Corso di scrittura e produzione per la fiction, 1999/2000, recogido en Francesco Arlanch, 2008, p. 58.


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