«Exhibe con ostentoso sensacionalismo la red de prostitución […]. Un monumento al morbo»

Formato: Película
Año: 2021
Director: Sylvie Verheyde
Reparto: Karole Rocher, Roschdy Zem, Garance Marillier, Pierre Deladonchamps, Annabelle Belmondo
País: Francia
Duración: 112 min
Género: Drama
Época histórica: Siglo XX. 1960s.
Puntuación: ★☆☆☆☆ (Mala)
Sinopsis
París, finales de los sesenta. Madame Claude está al frente de un emergente negocio dedicado a la prostitución que le otorga gran poder sobre el mundo político y criminal francés. Pero el fin de su imperio está más cerca de lo que cree. [Sensacine]

Análisis
Trasladar al medio audiovisual cuestiones tan sensibles como la prostitución, el abuso y la explotación sexual siempre peligros, más aún cuando se tratan de personajes y hechos reales. Y en esta ocasión, por desgracia, el resultado final ha dejado mucho que desear. Sin duda, la biografía de un personaje tan controvertido como Madame Claude (1923-2015), llamada en realidad Fernande Grudet, contiene numerosos ingredientes capaces de proporcionar un buen relato. De orígenes humildes, procedente del pueblo de Angers, se trasladó a París a buscar fortuna tras haber tenido una hija. Pronto difuminó aquellos orígenes para presentarse como una burguesa adinerada, heroína de la resistencia en la Segunda Guerra Mundial y con múltiples contactos de renombre. Con tales credenciales gestionó durante veinte años una amplia red de prostitución, entrenando a las jóvenes y tratando ella misma con los clientes, entre los cuales hubo actores famosos, políticos y empresarios, por lo cual accedió a numerosos secretos, incluso de Estado. Cabe recordar que hubo una versión previa de esta película en 1977, de idéntico título y con defectos parecidos a los que arrastra esta cinta.

Porque el principal problema de esta adaptación es que no ha sabido aprovechar las oportunidades de tan suculenta trama de espionaje, de conspiración y suspense, de amenazas y miedo a testificar. Sí existe alguno de esos elementos, pero ni se ha sabido ordenar adecuadamente, otorgándole un sentido, ni tampoco es lo fundamental. En vez de eso, se ha optado por exhibir con ostentoso sensacionalismo la red de prostitución, a través de continuos desnudos, escenas de sexo, descripción de las habilidades de las prostitutas y vicios de los clientes.
Todo ello supuestamente cohesionado con las cuestiones políticas, el espionaje y la investigación, pero pronto queda patente que apenas hay interés por narrar aquellos hechos, sino que lo más importante es exhibir los cuerpos de las prostitutas. Un monumento al morbo, pues queda lejos de presentar con respeto y compasión la prostitución. Se argumentará que la protagonista es un personaje completo y contradictorio, con profundidad, lo cual es cierto en parte, porque por otra ella no se cuestiona en lo más mínimo su actuación, parlotea acerca del amor en dos frases y, en el fondo, no es más superficial que muchas de las jóvenes a quien explota.

Otra gran oportunidad perdida radica en la relación que se establece entre las jóvenes prostitutas, de lo cual nada sabemos. Más allá de compartir sonrisas en las fiestas, ¿puede existir allí la amistad? ¿Se comunican sus dudas, se acompañan en el dolor? Cada conversación entre Madame Claude y ellas no pasa de sus aptitudes sexuales, sus preferencias en la cama y el modo idóneo de guardar la higiene. ¿Pero cómo se sienten ellas? Un producto de Netflix que no es ni feminista ni humanista, y si pretendía de algún modo criticar la labor de Madame Claude ha caído en varios de los errores que ella misma cometió: instrumentalizar a la mujer y buscar dinero a través de su cuerpo, sin respeto alguno por su dignidad.