«a ratos entretenida, presenta un par de persecuciones y tiroteos dignos de elogio, disfrutables, pero no está a la altura de las expectativas generadas. […] todos esos errores son perdonables en comparación con su ardiente alegato político»

Formato: Película
Año: 2021
Director: Óscar Aibar
Reparto: Ricardo Gómez, Vicky Luengo, Pere Ponce, Pol López, Joaquín Climent, Nuria Herrero, Bruna Cusí, Susi Sánchez, Guillermo Montesinos, Pep Cortés
País: España
Duración: 117 min
Género: Thriller
Época histórica: Siglo XX. Años 80s.
Puntuación: ★★☆☆☆ (Regular)
Sinopsis
Año 1982. Un joven policía curtido en los barrios más duros de Madrid acepta un destino en un pueblo de mar con la esperanza de curar a su hija y, de paso, ganar algo de tranquilidad. Una vez allí, se ve envuelto en la investigación del extraño asesinato del inspector al que ha de sustituir. Las pesquisas le llevarán hasta un hotel playero donde una comunidad de ancianos nazis, reclamados por muchos países por crímenes contra la humanidad, vive un retiro paradisiaco y feliz. [Filmaffinity]

Análisis
Ambiciosa producción de factoría española, enmarcada en la línea clásica del género policíaco, a través de una investigación, muchos silencios, sospechosos, un misterio y la dosis adecuada de tiroteo y persecución. Su gran atractivo es, sin ninguna duda, su premisa: una comunidad nazi en Denia en 1982 continúa cometiendo crímenes. Lo disparatado de su propuesta es, precisamente, su mayor fuerza, pues sorprende al policía protagonista, Expósito, y también a los espectadores. Como él, nosotros nos mudamos a Denia sin conocer a nadie, ajenos a las costumbres, la rutina y las maneras de funcionar en ese nuevo destino. Como Expósito, poco a poco descubrimos pequeños detalles. Pero, tristemente, debemos reconocer que lo mejor de la película es su primera media hora. El planteamiento de esta premisa, la presentación de los personajes y el inicio de la investigación resultan sobresalientes, pero poco a poco comete errores de bulto, a veces por inexperiencia, otras por ideología, que dan al traste con el relato.

La caracterización de Expósito como una persona reservada, parca y taciturna tiene su interés, e inicialmente concuerda estupendamente con el tipo de historia. Pero esa caracterización roza lo dantesco llevada al extremo, cuando no experimenta una ligera transformación y mantiene esa parquedad sin explicación aparente. Su actitud en una subtrama familiar y con respecto a la médico no son fácilmente entendibles por el espectador. Tampoco lo es la amplia variedad de villanos, pues mientras unos son dignos antagonistas, perversos y adecuadamente caracterizados, otros son malos de pandereta, y sus enfrentamientos con Expósito resultan más chistosos que agobiantes. Quizá una menor dispersión y la apuesta clara por uno o dos villanos en la trama hubiese salvado esta circunstancia.
Por otra parte, tras esa primera media hora magistral, de suspensión de la incredulidad e inmersión en la España de 1982, aparecen una serie de referencias políticas e ideológicas que dificultan adentrarse en la época y disfrutar. Una crítica facilona a la España de la Transición y la burda comparación entre algunos políticos españoles y los nazis no casan bien con un relato hasta entonces policíaco, que pasa a convertirse en un supuesto panegírico en defensa de los valores democráticos, según parece en peligro en 1982 por culpa de todos aquellos radicales que no votaban al PSOE. En medio de estas soflamas, Expósito se abre paso a cuentagotas para desentrañar el misterio y resolver el crimen, pero ya cuesta seguir sus aventuras con la misma ilusión que al principio de la historia.

El sustituto resulta a ratos entretenida, presenta un par de persecuciones y tiroteos dignos de elogio, disfrutables, pero no está a la altura de las expectativas generadas. Algunas sorpresas son previsibles y unos cuantos giros de guion injustificados, aunque todos esos errores son perdonables en comparación con su ardiente alegato político.
Extraído de El Independiente [Manuel Yaben, 29-10-2021]
Un marco colgado en la pared de un chiringuito de playa de la Comunidad Valenciana. Aquel detalle sirvió para inyectar la curiosidad en la yugular del cineasta Óscar Aibar (Barcelona, 1967), que reparó en la procedencia de la fotografía. La imagen había sido tomada en el mismo sitio no hacía más de 20 años y en ella podían distinguirse «algunos hombres sentados alegremente junto a una mesa, vestidos con uniformes alemanes de la Segunda Guerra Mundial». ¿Qué hacían unos exmiembros de las SS comiendo en la costa levantina ataviados con los trajes de gala nazis 40 años después del enfrentamiento entre los aliados y las potencias del eje? La curiosidad de Aibar le descubrió una historia de película. La respuesta a su interés obliga a realizar un viaje a la España del régimen franquista. Después de la derrota nazi, los altos cargos del ejército huyeron de Alemania para evitar ser juzgados. Los prófugos, apadrinados por Franco, encontraron en varios rincones de la Costa Blanca el destino ideal. Denia (Alicante), localidad que se asoma al mar Mediterráneo entre Gandía y Jávea, fue uno de estos puntos. El litoral valenciano se convirtió en mucho más que un lugar de amparo para los alemanes. El retiro, además de otorgar un sosiego personal impagable a los teutones, les permitió desarrollar una fructífera carrera empresarial. El desembarco alemán se prolonga principalmente entre el final de la Segunda Guerra Mundial y los sesenta, aunque el director de El Sustituto, data, en unas declaraciones recogidas por Europa Press, las relaciones que tenía España con los nazis «aún en la década de los 80». «Es algo tan poco contado, que sentía la necesidad de mostrar esa conexión», siendo el guion una «especulación» de lo que realmente pudo pasar.