«se echa de menos la inclusión de la belleza, de lo sublime, de por qué Miguel Ángel creaba lo que creaba […] la película es un excelente modo de aproximarse a las técnicas arquitectónicas y escultóricas del Renacimiento»

Formato: Película
Año: 2019
Director: Andrei Konchalovsky
Reparto: Alberto Testone, Yuliya Vysotskaya, Orso Maria Guerrini, Jakob Diehl
País: Italia
Duración: 134 min
Género: Drama
Época histórica: Siglo XVI. Renacimiento
Puntuación: ★★★☆☆ (Buena)
Sinopsis
Florencia, principios del siglo XVI. Miguel Ángel vive momentos de angustia y éxtasis de su genio creativo, mientras dos familias nobles rivales se disputan su lealtad, la cual se pone a prueba cuando el Papa León X, de la familia Medici, accede al papado y le entrega un nuevo encargo lucrativo: la fachada de la basílica de San Lorenzo. Obligado a mentir con el fin de mantener los favores de ambas familias, Miguel Ángel es atormentado gradualmente por sospechas y alucinaciones que lo llevan a examinar su propia moral y sus fracasos artísticos. [Filmaffinity]

Análisis
Entrañable aproximación a la vida del arquitecto, escultor y pintor Miguel Ángel Buonarroti (1475-1564), una biografía parcial que abarca aproximadamente entre 1510 y 1520, con especial énfasis en la relación del artista con el Papa Julio II y, posteriormente, con León X. Aunque la cuestión política y las disputas entre las familias Della Rovere (Julio II) y los Médici (León X) están presentes en el relato, se insertan adecuadamente como una cuestión accidental en la medida en que afecta a la vida del pintor, sin llegar a constituir el núcleo del relato. Así, el filme no es una historia de intrigas políticas como pudiera sugerir a su inicio. Por otra parte, tampoco es una descripción exhaustiva de la obra del artista y su proceso creativo: en los pocos años que comprende, tan solo se muestran los frescos de la capilla Sixtina, el Moisés y un monumento funerario.

De esta manera, el filme no es un catálogo de obras miguelangelescas. En este sentido, se echa de menos la inclusión de la belleza, de lo sublime, de por qué Miguel Ángel creaba lo que creaba. Con la intención de ofrecer una supuesta verosimilitud en su ambientación, hay fealdad en las calles y en los rostros, una exacerbada descripción de la miseria, y una visión de lo sobrenatural un poco plana. ¿De dónde pudo sacar entonces Miguel Ángel su inspiración para sus obras? Sobre todo, la película supone una introspección en la manera de ser y de comportarse del pintor. Interesa conocer qué pensaba Miguel Ángel, cuáles eran sus virtudes y sus defectos, quiénes eran sus amigos y enemigos, con qué soñaba y con qué tenía miedo. Durante el relato, observamos a un personaje lleno de contradicciones y plenamente humano. El protagonista posee rarezas, manías y extraños cambios de temperamento, pero no descritos con la superficialidad del tópico sobre la excentricidad de los artistas, sino con ternura.
Especialmente, por el tono que adopta la película desde el inicio: cierta tragicomedia, narrando con sorna y un cariñoso humor las desventuras del protagonista, su picaresca, la imposibilidad de cumplir sus objetivos debido a giros rocambolescos, el paso del éxito al fracaso en un instante. De igual modo, el tono tragicómico revela un aura de misterio con respecto al personaje, a través de escenas pausadas y largos silencios, bien cuando escudriña un bloque de mármol, bien cuando pasea por la llanura hablando solo. Huelga decir el respeto con que se aborda la supuesta homosexualidad del artista, aún por confirmar, a través de insinuaciones y con suma delicadeza.

Cambiando de tercio, la película es un excelente modo de aproximarse a las técnicas arquitectónicas y escultóricas del Renacimiento, así como al modo de vida de los artistas. Las precarias condiciones laborales, la relación que se establecía entre el maestro y sus discípulos (y la rivalidad con otra escuela), los contratos entre el mecenas y el artista y las maneras de obtener los materiales. En este sentido, el relato supone todo un homenaje a los artesanos que trabajaban la piedra, a los canteros de Carrere que extraían el mármol para suministrárselo a Miguel Ángel. Observar cómo picaban, cómo hacían que adoptase tales formas geométricas y cómo lo transportaban supone un auténtico espectáculo. En resumen, la película aborda a Miguel Ángel exclusivamente desde un plano terrenal, expulsando del relato todo cuanto pudiese haber de bello, virtuoso y sobrenatural en su obra. El tono tragicómico salva la historia generando situaciones realmente divertidas, pero queda la sensación de habernos perdido un rasgo fundamental del artista.