Al Este del Plató

«narrado con un ritmo hábil, en absoluto denso pese a su abundancia de diálogo, entretenido y con interesantes giros de guion»

 

 

Sinopsis
Mucho antes de ascender al trono, la joven Isabel Tudor (Alicia von Rittberg), era una adolescente huérfana que se vio envuelta en la política y la política sexual de la corte inglesa. La muerte del rey Enrique VIII hace que su hijo Eduardo, de nueve años, asuma el trono, poniendo en marcha una peligrosa lucha por el poder cuando Isabel, Eduardo y su hermana María (Romola Garai) se encuentran como peones en un juego entre las grandes familias de Inglaterra y las potencias de Europa que se disputan el control del país.   [Filmaffinity]

Análisis

Capítulo 1

Aproximación muy interesante a los años menos conocidos (al menos por las adaptaciones audiovisuales) de la reina Isabel I de Inglaterra: su adolescencia y juventud hasta convertirse en reina en 1558. Por ello, el mayor atractivo de la miniserie son los personajes y años que recrea, situándose inmediatamente después de la muerte de Enrique VIII. El caos habido en Inglaterra tras su fallecimiento, dejando tras de sí esposas viudas, hijos de diferentes mujeres y diferentes facciones político-religiosas, envuelve entre sí a personajes ávidos de poder y otros tantos inocentes, que bien mantendrán su ingenuidad o entrarán en la espiral de violencia y ambición.

Hay un especial esfuerzo por empatizar y humanizar a los personajes, sobre todo a los femeninos. El paso a la madurez de Isabel, aún una niña que comienza a conocer cómo funcionan la política y el amor, se complementa con su hermanastro Eduardo, rey de Inglaterra, niño que desea reforzar su autoridad, pero está envuelto en los tejemanejes políticos. Personajes maduros como Thomas Seymour y la reina viuda Catalina Parr despliegan una ambición que, a su vez, revela su inseguridad y su miedo al fracaso, a perder todo. Todo ello viene narrado con un ritmo hábil, en absoluto denso pese a su abundancia de diálogo, entretenido y con interesantes giros de guion.

Conviene señalar que apenan un poco los detalles ‘marca de la casa’ de las producciones de Starz, con sexo explícito y desnudos que no aportan nada al relato. A su vez, cierta visión contemporánea y presentista se pasa a veces de frenada. Está bien cogido el tono en ocasiones rockero, de diálogos rápidos e irónicos y música extradiegética de la actualidad, pero determinados comentarios provocativos rompen la barrera de la verosimilitud. Tampoco resulta efectiva la paleta de colores, de tonos bien excesivamente fríos o claroscuros de alcoba.

Veremos cómo madura la miniserie (y la joven Elizabeth) en los siguientes capítulos. Esperemos que ganen en matices, que realmente se hable de política y de la situación de Inglaterra (hasta entonces sin mención) y que la política exterior y la religión también module los diálogos entre personajes. Porque no todo era sexo y relaciones de poder en la corte.