«un espectáculo ininterrumpido de casi tres horas de duración, lleno de colorido, emoción, personajes controvertidos, preguntas con y sin respuesta, y, por supuesto, una música formidable»

Formato: Película
Año: 2022
Director: Baz Luhrmann
Reparto: Austin Butler, Tom Hanks, Olivia DeJonge, Richard Roxburgh, David Wenham
País: Estados Unidos
Duración: 159 min
Género: Musical
Época histórica: Siglo XX. 1950s. 1960s. 1970s.
Puntuación: ★★★★☆ (Muy buena)
Sinopsis
La película explora la vida y la música de Elvis Presley (Butler) a través del prisma de su relación con el coronel Tom Parker (Hanks), su enigmático manager. La historia profundiza en la compleja dinámica que existía entre Presley y Parker que abarca más de 20 años, desde el ascenso de Presley a la fama hasta su estrellato sin precedentes, en el contexto de la revolución cultural y la pérdida de la inocencia en Estados Unidos. Y en el centro de ese periplo está Priscilla Presley (Olivia DeJonge), una de las personas más importantes e influyentes en la vida de Elvis. [Filmaffinity]

Análisis
Impresionante biografía musical dirigida por Baz Luhrmann, ya familiarizado con los musicales y el mundo del espectáculo en sus películas Moulin Rouge (2001) y El gran Gatsby (2013). La biografía del legendario cantante y pionero del Rock & Roll Elvis Presley (1935-1977) da pie a un espectáculo ininterrumpido de casi tres horas de duración, lleno de colorido, emoción, personajes controvertidos, preguntas con y sin respuesta, y, por supuesto, una música formidable. Luhrmann calcula al milímetro los ritmos de su historia, ofreciendo desde el inicio secuencias dinámicas y aceleradas, introduciendo al espectador en la vertiginosa espiral del mundo del espectáculo. Para ello funde imágenes reales del cantante con las rodadas en estudio, emprende saltos espaciales y realiza virguerías con la cámara, dando como resultado una inmersión plena en el día a día del cantante, quien seguro experimentó esa sensación de continuo aceleramiento ante el crecimiento de su fama, ese no parar porque «el espectáculo debe continuar». Pero, a la vez, se detiene adecuadamente cuando Elvis -y el espectador con él- debe examinar su vida, dialogar con sus familiares, enamorarse, decidir qué camino tomar o, por el contrario, enroscarse en el camino ya tomado de manera resignada.

La fotografía y la gama de colores, así como el vestuario y las localizaciones, suponen un deslumbrante viaje hacia los Estados Unidos de aquella época. Siguiendo unas veces un orden lineal cronológico y en otras ocasiones superponiendo tiempos, regresando brevemente al pasado y combinando realidades, la máquina del tiempo nos transporta con todo lujo de detalles a los barrios y los escenarios en los cuales se desenvolvió el cantante. Especialmente, a Las Vegas. En una cinta musical como esta, además, es un éxito la explicación del por qué el Rock & Roll supuso una revolución, por qué el estilo de Elvis resultó tan innovador, cuáles fueron sus influencias musicales y por qué bailaba de tal manera.
Austin Butler está correcto en su interpretación del protagonista, pero quizá es Tom Hanks, como el malvado coronel Parker, quien borda su actuación, dando vida a un personaje verosímilmente siniestro, misterioso y de pasado desconocido. Los símiles acerca de la feria, del cartón piedra y el espectáculo, reflejan muy bien el alma de estos personajes, presentando una fachada cada día pero sin que el espectador llegue a conocer quiénes son realmente, como ellos mismos desconocen. Dicho todo esto, podría acusarse a la película de «blanquear» un poco la controvertida vida del cantante, cargando todas las culpas sobre el coronel Parker, quien habría manipulado a un ingenuo joven de Tennessee. Así, cuanto muestra la película es la ambición de Parker, engañando continuamente a Elvis para poder continuar ingresando dinero y vivir a costa suya, de tal manera que los escasos excesos del protagonista son achacables a los consejos de su representante. La realidad, sin embargo, nos recuerda un Elvis drogadicto, alcohólico y con numerosas amantes, cuestiones por las que el relato pasa de puntillas, enseñando la patita pero sin arañar.
Con todo ello, el resultado es una película apta para todos los públicos, un filme amable y simpático, agridulce en su final, que celebra la música y realiza un homenaje muy digno a esta estrella del rock. La intrahistoria de Elvis y los acontecimientos más destacados de Estados Unidos a mediados del siglo XX se funden para presentar al espectador un colorido recorrido, a bordo de una montaña rusa, por los escenarios del medio oeste.