«Su fuerza radica en el espectáculo, las imágenes y la banda sonora, que inyectan oxígeno cuando parece decaer la trama»
Formato: Película
Año: 2021
Director: Ridley Scott
Reparto: Lady Gaga, Adam Driver, Al Pacino, Jared Leto, Jeremy Irons, Salma Hayek, Jack Huston
País: Estados Unidos
Duración: 154 min
Género: Drama
Época histórica: Siglo XX. 1970s. 1980s. 1990s.
Puntuación: ★★★☆☆ (Buena)

Sinopsis
La historia, inspirada en hechos reales, muestra la vida de la familia Gucci durante tres décadas, en las que una sucesión de traiciones, dinero, decadencia, luchas de poder y venganza desencadenaron en el asesinato en 1995 de Maurizio Gucci (Adam Driver) por orden de su mujer, Patrizia Reggiani (Lady Gaga), que llegó a ser conocida como «la viuda negra de Italia». [Filmaffinity]

Análisis
Esta reconstrucción histórica (inspirada en hechos reales relativos a la familia Gucci) a lo largo de diferentes décadas se revela como un portento visual, una apoteosis de moda, colorido y espectáculo. Su soberbia puesta en escena, los travellings y los primeros planos nos trasladan por la puerta grande al último tercio del siglo XX, a Nueva York, Milán y la Suiza de los famosos. Por momentos con secuencias de videoclip, fundiéndose con maestría la imagen y la banda sonora, a ratos Mozart y a ratos Blondie, en ocasiones Beethoven y en otras David Bowie.

Lady Gaga aterra cual maquiavélica Lady Macbeth, inyectando veneno a los cuatro vientos, unas veces sutilmente y otras de frente, a fin de apoderarse el imperio Gucci. Pero, si bien es soberbia la interpretación de Gaga, la película se sostiene principalmente gracias los personajes secundarios: Al Pacino como Aldo, Jared Leto como Paolo y Jeremy Irons en su papel de Rodolfo. Su interpretación, mezclando la vena artística con los modelos de negocio, el rol de vividor con el pragmático, resulta magistral.
Todo ello da alas a una obra cuyo arranque, francamente, resulta flojo. Los primeros pasos del filme no enganchan, cuesta coger vuelo y creerse a los personajes, y los conflictos, aunque previsibles, tardan en revelarse. En parte se debe a que Maurizio (Adam Driver) no convence como protagonista, carece de misterio y atracción. Conforme avanza el relato gana matices su personaje, pero al inicio entorpece el desarrollo de la película. Además, su guion no es precisamente lo más elaborado. Su fuerza radica en el espectáculo, las imágenes y la banda sonora, que inyectan oxígeno cuando parece decaer la trama, porque el propio guion, sin duda, decae. Evoluciones forzadas, transiciones mal hechas y giros sin explicación, con situaciones que aparecen y desaparecen.

A pesar de su excesiva duración, merece la pena concederle una oportunidad si se supera el primer tramo del relato. Con sus omisiones y su fantaseo con el relato, establece un diálogo colorido, absorbente y lleno de efervescencia con la familia Gucci, con el imperio empresarial y con la moda y la cultura de aquella época.