«Es la historia de un suicidio anunciado […], quizá el relato peque de maniqueo. Parecen haber puesto el piloto automático y desentenderse del ritmo de la narración «
Formato: Película
Año: 2022
Director: Andrew Dominik
Reparto: Ana de Armas, Bobby Cannavale, Adrien Brody, Julianne Nicholson, Evan Williams
País: Estados Unidos
Duración: 166 min
Género: Drama. Biográfico
Época histórica: 1950s. 1960s.
Puntuación: ★★☆☆☆ (Regular)

Sinopsis
Basada en el bestseller de la cinco veces finalista al Premio Pulitzer, Joyce Carol Oates, BLONDE es la historia personal audazmente reinventada de la sex symbol más famosa del mundo, Marilyn Monroe. [Filmaffinity]

Análisis
Prometía mucho esta película biográfica sobre Marilyn Monroe, principalmente por el runrún mediático que había generado su interpretación por Ana de Armas. Acerca de este punto, vaya por delante que su actuación es sobresaliente y que su transformación en Marilyn Monroe queda fuera de toda de duda. Pero el principal activo de la película, a la vez que causa de su polémica, está en su punto de partida, en la manera de abordar la vida y la carrera artística de este icono del cine clásico de Hollywood. Frente a quienes habían tachado de frívola, de ambiciosa y de ligera de cascos a Norma Jeane (auténtico nombre de Marilyn Monroe), esta obra de Andrew Dominik opta por humanizarla y presentar su otra cara: quizá no fue tan superficial, quizá hubo quien se aprovechó de ella y quizá vivió una pesadilla en los intestinos del mundo del cine.

El planteamiento resulta interesante y su arranque logra engatusar al espectador. Marilyn es hija de una madre psicológicamente enferma, sufre una infancia difícil y descubre que su principal atractivo es su físico. Desde entonces, en un recorrido lineal, el relato fluye hasta su prematura muerte en 1962, víctima de una sobredosis. Se narran abusos físicos y psicológicos, matrimonios fallidos, la perpetua cosificación de que fue objeto, varios abortos provocados y los continuos tratamientos con drogas para mantenerla en pie para que pudiese seguir actuando. Porque el espectáculo siempre debe continuar. Es la historia de un suicidio anunciado, con lo que queda patente que la vida de Marilyn fue un infierno.
Sin embargo, en su esfuerzo por retratar ese infierno, quizá el relato peque de maniqueo. Parecen haber puesto el piloto automático y desentenderse del ritmo de la narración, obviando la posible alternativa de la felicidad, ventanas por las que escapar u otro camino por seguir. No, Marilyn está determinada. Jamás cabe la posibilidad de huir y rehacer su vida, de cambiar de ambiente, de elegir, en definitiva. Por eso la trama discurre lineal, sin apenas sobresaltos, encadenando una vejación tras otra. Sorprende a su vez la poca profundidad de los personajes secundarios, cuyas motivaciones no importan (solo parecen un poco más dibujados los dos actores porno desgraciados). De hecho, sin negar las sombras del presidente Kennedy, su aparición en pantalla es banal y caricaturesca. Marilyn es la única que porta el cartel de víctima durante el relato, y es un cartel enorme.

A ese maniqueísmo también contribuye el tono barroco y provocativo del filme, de sexualidad explícita y con escenas realmente incómodas. No hacía falta incidir en ello para ‘defender la causa de Marilyn’. Sí tiene su encanto la búsqueda (en ocasiones desesperada) de escenas icónicas del Hollywood de entonces y de las películas de Marilyn para recrearlas, para jugar con el making off, para revisitar ese pasado mágico pero detrás de las cámaras. Así, los momentos de los rodajes de La tentación vive arriba o Con faldas y a lo loco tienen su gracia. Desde el punto de vista de la fotografía (que tanto debate ha generado), la elección completamente aleatoria del blanco y negro o el color para unas y otras secuencias puede confundir, pero es algo accidental, y da lugar a momentos de gran belleza alternando uno y otro. También cabe agradecer, al menos, la representación del aborto como un trauma para la madre y una desgracia, aunque para ello se empleen imágenes violentas e impactantes. Queda así una película ambivalente, de legítimas intenciones y pequeñas muestras de belleza, pero irregular, cansina y maniquea.