«la principal tara del filme radica en su desinterés por la complejidad, por los claroscuros del corazón humano«
Formato: Película
Año: 2023
Ficha técnica: Ver en Filmaffinity
Puntuación: ★★☆☆☆ (Regular)

Análisis
Irregular película de Sam Mendes, quien lamentablemente se empantana tras el fulgurante éxito de su predecesora, 1917 (2020). El director británico desea ofrecer un homenaje al séptimo arte, un canto a las salas de cine de antaño -si no perdidas, que hoy en día gozan de menos suerte-, a la manera de proyectar los filmes y al personal que atendía aquellos locales, casi de la familia para quienes frecuentaban los estrenos. Tal intento se entremezcla con una trama excesivamente simple para la complejidad que requeriría, que desgraciadamente casi acaba por rozar lo ridículo por la inverosimilitud con la que se presenta al espectador.

En un ambiente supuestamente imbuido de la magia de la películas, que invitan a soñar y prometen un mundo de evasión todo es posible, Mendes saca a escena asuntos dramáticos como la soledad, la enfermedad mental, el abuso sexual y el racismo. Situaciones verdaderamente trágicas para los personajes que las padecen. Y la principal tara del filme radica en su desinterés por la complejidad, por los claroscuros del corazón humano. Quienes ejercen el mal no resultan creíbles por su omnipresente malicia, sin motivación ni atracción posible, y en ese conflicto perpetuo los protagonistas deambulan como autómatas. ¿Por qué el amor o el desamor? ¿Por qué permanecer o desunirse? No se esgrimen razones para que lo uno o lo otro importe.
A su vez, no cuajan del todo las distintas tramas, que parecen responder a películas distintas en ocasiones. El posible cierre o la expansión de un local se solapa con la lucha por los derechos civiles, la superación de una enfermedad y la consumación del amor. Frentes demasiado amplios. Y aunque es verdad que tenga mucho que narrar, estira el metraje innecesariamente por no saber concluir, por no bajar la persiana tras el pseudo-último giro dramático, por no decir hasta aquí. Cabe añadir la inoperancia de los personajes secundarios, especialmente los restantes compañeros del local de cine, quienes podían dar más juego dramático y poseer tramas propias digas de interés.

De este modo, lo único rescatable del filme es la pasión de Mendes hacia las proyecciones en las salas de cine hace cuarenta años. El mimo de Toby Jones al preparar las boninas en la sala de proyección y sus escasos comentarios acerca de la luz generan magia en un panorama gris y bastante desalentador.