El milagro del Padre Stu

“trasfondo humanístico y religioso, pero sin beaterías ni sermones facilones. […] las subtramas potenciales son las que no están del todo resueltas”

Formato: Película
Año: 2022
Director: Rosalind Ross
Reparto: Mark Wahlberg, Mel Gibson, Jacki Weaver, Teresa Ruiz, Annet Mahendru, Winter Ave Zoli, Malcolm McDowell
País: Estados Unidos
Duración: 120 min
Género: Drama
Época histórica: Siglo XX. Siglo XXI. 1990s. 2000s
Puntuación: ★★★☆☆ (Buena)

 

 

Sinopsis
Drama biográfico sobre Stuart Long, un boxeador convertido en sacerdote que inspiró a innumerables personas durante su viaje desde la autodestrucción hasta la redención. Cuando una lesión pone fin a su carrera como boxeador amateur, Stuart Long se muda a Los Ángeles soñando con ser actor. Allí conoce a Carmen, una maestra de escuela dominical católica que parece inmune a sus encantos. Decidido a conquistarla, el agnóstico de toda la vida comienza a ir a la iglesia para impresionarla, y así comienza un proceso en el que se plantea si puede reconducir su vida ayudando a otros a encontrar su camino. [Filmaffinity]

Fuente: Filmaffinity

Análisis

Biografía fílmica del sacerdote Stuart Ignatius Long (1963-2014), cuyo fallecimiento tuvo mucha resonancia entre el catolicismo estadounidense. Apenas dos años después de su muerte, el propio Mark Whalberg anunció junto a Mel Gibson que querían trasladar su vida a la pantalla de cine. El resultado es una buena película, con un protagonista muy carismático y un trasfondo humanístico y religioso, pero sin beaterías ni sermones facilones. Es una película dura, muy directa, que no esconde sus cartas y que está decidida a golpear al espectador.

Fuente: HobbyConsolas

Está muy bien logrado el tono del filme, pues mide adecuadamente los ritmos, imprimiendo el tono justo en cada momento, metiendo paulatinamente una marcha más, introduciendo al espectador muy suavemente en la tragedia, una transición natural de la comedia al drama. Conforme los acontecimientos se aceleran y a partir del segundo acto gana la película en intensidad, aunque entonces también sabe moderarse en su desarrollo, sin apabullar, resultando muy naturales las breves escenas cómicas de nexo y algún que otro gag independiente.

Sin embargo, faltarían por desarrollar varios de los personajes secundarios, un poco desdibujados, a trazos, sin llegar a adquirir personalidad propia. Porque resalta demasiado la omnipresencia del personaje protagonista, que si no en el 100% de las escenas, está presente en el 95%, de tal modo que nada ajeno a él sucede en el relato. Así, cuestiones como la actitud de la jerarquía eclesiástica, el comportamiento del compañero seminarista y la relación familiar de los padres de Stu, subtramas potenciales, son las que no están del todo resueltas. Al final todo empieza y acaba en el padre Stu. Aun así, es entrañable observar a Mel Gibson en su interpretación del padre ateo, precisamente por su propia trayectoria religiosa personal.

Fuente: El Correo

Por otra parte, sí es narrativamente verosímil el proceso de conversión de Stuart. Uno cae en la cuenta de que no es de la noche a la mañana, el personaje evoluciona y tiene sus tiempos, y es creíble a los ojos de del espectador. Quizá acusarse a la película de un exceso de sermones, de monólogos y discursos, principalmente del protagonista, en los que da cuenta de su Fe y explica su conversión. Sinceramente, no resulta machacón y está distribuido en su justa medida, pero es verdad que a quien no esté familiarizado con la doctrina católica le puede resultar cansino. Como curiosidades, realmente Stuart Long primero Stuart Long sufrió el accidente de moto en 1992 y fue después cuando se bautizó, en 1994. El filme lo presenta a la inversa, primero se bautiza para agradar a Carmen y después sufre el accidente de moto. Además, en la vida real duró mucho más tiempo su proceso de conversión (desde el accidente en 1992 hasta 1999), años en los cuales ejerció como profesor y residió una época con religiosos franciscanos para discernir su vocación.

Pero poco importa la exactitud cronológica anterior para el resultado final de la película. Una buena producción, valiente en su planteamiento, con una interpretación magistral de Mark Wahlberg y el recuerdo de haber presenciado una gran historia, de soñar con abrazar la vida como hizo el padre Stu.


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